Para los niños, el aprendizaje tiende a ser trabajoso. En el salón, la atención del maestro/a está dividido/a entre todos, y en el hogar puede que sus padres no tengan el tiempo. Generalmente, en situaciones donde las notas del estudiante comienzan a bajar, sus padres contratan a un tutor o una tutora.

Pero, la labor de los tutores es más que simplemente ayudar a jóvenes con sus tareas. Los tutores les demuestran a sus estudiantes que sí son capaces de cumplir sus metas y a descubrir un nuevo amor por el aprendizaje.

Seas un tutor con experiencia o estés comenzando a descubrir lo que conlleva ser uno, aquí te dejamos algunos consejos que harán de sus tutorías una experiencia productiva y genuina:

  1. Conoce a tu estudiante antes de comenzar: Ten un día para hablar con tu estudiante antes de comenzar las tutorías. Más allá de preguntar sus debilidades académicas, toma notas sobre su personalidad, sus intereses y como estos podrían servir para personalizar sus lecciones.
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    Además, deja que él o ella te diga cuales siente que son sus debilidades en la materia, y de qué forma prefiere aprender. Si tiene dificultades respondiendo, ofrece sugerencias basadas en su personalidad.
     

  3. Haz la tutoría interesante: Esto va de la mano con el punto anterior. Ya tu estudiante tiene que lidiar con métodos tradicionales de aprendizaje en la escuela, es muy probable que los considere aburridos. Trata de encontrar formas interesantes de explicarles la lección, que vayan a la par con su personalidad o intereses.
  1. Comparte tus experiencias: Pueden ser personales o de otros estudiantes que han logrado sobrepasar sus obstáculos. Ambas son formas de demostrarle que no está solo o sola. Compartir experiencias crea confianza y le muestra que sí, puede lograr sus metas.
  2. Ofrece comentarios o notas inmediatamente: Para muchos estudiantes, la anticipación de un resultado o calificaciones puede ser increíblemente frustrante o estresante, por lo tanto, siempre trata de proporcionar comentarios o notas lo antes posible.
  3. Enséñale al estudiante como aprender: Este es el objetivo principal de un buen tutor. Una vez tu trabajo se ha cumplido, tu estudiante será un estudiante independiente con las destrezas para seguir adelante por su cuenta.
  4. Ten confianza en ti mismo/a: Fuiste contratado por tus habilidades y destrezas que te hacen un excelente tutor. Esto se refleja en el estudiante, y le inspira confianza a el o ella también. Asimismo, tener la confianza de ser honesto y aceptar cuando no sabes una respuesta le demuestra al estudiante que nadie lo sabe todo (y es una gran oportunidad para enseñar habilidades de aprendizaje).

Sea tu trabajo reforzar materias o preparar un estudiante para algún examen, ser tutor es algo valioso. Un buen tutor puede salvar a jóvenes que piensan dejar sus estudios y subirles la autoestima cuando piensan que no son capaces de lograr sus metas. Si deseas sentir el orgullo de ver a esos chicos y chicas listos para echar hacia delante, Okie Dokie te puede ayudar. Baja la app hoy, ¡y sigue sembrando semillas del saber!

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